Distrito Star Wars

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viernes, 5 de octubre de 2012

HK-47



HK-47

HK-47, una máquina de matar consciente, era más que un droide de combate normal. Creado hace cuatro mil años, era propiedad del héroe Jedi Revan. Para poner fin a las Guerras Mandalorianas, Revan tuvo que eliminar a toda una flota con un generador de sombra masivo.

Pensando que en el futuro no debería de haber muertes inútiles, Revan personalizó a HK-47 para matar aquellos blancos individuales a los que Revan consideraba “influencias desestabilizadoras” para el orden galáctico.
 HK-47 estaba equipado con un devastador arsenal de armas, una mente cruel y fijada para acabar con sus objetivos y un desprecio preprogramado hacia toda forma de vida orgánica. Podía seguir a sus blancos utilizando sensores de sonido, movimiento y fotorreceptores infrarrojos telescópicos. Su unidad traductora le permitía interpretar millones de lenguas galácticas. Aunque era obediente, su voz rezumaba un sarcasmo cansino. Este modelo de cazador asesino es uno de los más peligrosos de la galaxia.
Y aun así era un droide de protocolo.
Esta incongruencia no le pasó desapercibida al propio HK-47. Por un tiempo su memoria se borró parcialmente y no podía recomponer su historia. Sabía que quería disparar a algunos “sacos de carne” pero no sabía exactamente porque quería hacer eso o como había llegado a considerar a los seres orgánicos como “sacos de carne”. Esto era una reminiscencia de su vida antes del borrado. Llamó a Malak, el aprendiz de Revan, “saco de carne” lo cual divirtió tanto a Revan que le ordenó al droide que aplicase ese término a todos los seres orgánicos.
Después del borrado, el droide trabajó para una serie de propietarios a los que mataba cumpliendo las órdenes que se le habían dado antes del borrado. Finalmente acabó en una tienda de droides en Anchorhead, formando parte del inventario de las propiedades de Yuka Laka. Se rumoreaba que el modelo HK había sido creado por la Corporación Czerka para eliminar a los líderes de las compañías rivales. Unidades como esta eran capaces de reducir a escombros todo un edificio para acabar con un único blanco. Esta desenfrenada carnicería, combinada con la tendencia a espantosos finales de los antiguos propietarios ha llevado a que muchos planetas civilizados promulgasen la prohibición explícita de todos los modelos de droide asesino HK.

HK-47 se unió de nuevo con su antiguo dueño y pasó a formar parte de un equipo para recuperar la antigua Forja de las Estrellas. HK-47 gracias a su fluidez en el complicado lenguaje de los moradores de las arenas ayudó a Revan a localizar el mapa de la Forja en Tatooine. Para cubrir sus huellas Revan borró esos eventos de la memoria del droide, e irónicamente, también se borraron todos sus recuerdos del señor del Sith.
Cinco años después del incidente de la Forja de las Estrellas HK-47 se alió con la heroína llamada la Jedi Exiliada para luchar contra un trío de señores del Sith. En la fábrica de droides de Telos, HK-47 convenció a los droides HK-50 para que se uniesen a su causa.
Evidencias recientes sugieren que HK-47 sobrevivió durante los cuatro mil años siguientes almacenando su conciencia en diversos sistemas electrónicos almacenando su conciencia en diversos sistemas electrónicos. Emergió con un nuevo cuerpo en los tiempos de la Batalla de Yavin ensamblando un ejército de mortíferos droides en el planeta volcánico Mustafar.


 

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