Distrito Star Wars

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jueves, 28 de junio de 2012

Obi-Wan Kenobi


OBI-WAN KENOBI
El legendario caballero Jedi, Obi-Wan Kenobi ha tenido una larga y agitada carrera que ha ayudado a conformar el destino de toda una galaxia. Cuando tenía 25 años estándar, se vio envuelto en los importantes acontecimientos que condujeron a la Batalla de Naboo. En ese momento era el aprendiz  padawan del maestro Jedi Qui-Gon Jinn.
Por orden del Canciler Supremo ValorumObi-Wan y su maestro viajaron en secreto a Naboo para negociar un acuerdo pacífico con la Federación de Comercio y así acabar con el bloqueo del planeta. A bordo de la nave de la Federación, los maquiavélicos neimoidianos tendieron una trampa a los Jedi y trataron de matarlos. Kenobi y su maestro escaparon y viajando de polizones en las naves de la fuerza de invasión, llegaron a la superficie de Naboo.
Siguiendo a su maestro, Obi-Wan emprendió viaje desde Naboo a Coruscant. Cuando Qui-Gon llevó ante el Consejo Jedi al joven esclavo liberado Anakin Skywalker, Obi-Wan quedó desconcertado al proclamar Qui-Gon que Anakin era el elegido profetizado por una antigua leyenda Jedi y que él quería que fuese su nuevo padawan reemplazando a Obi-Wan. El Consejo rechazó la propuesta de Qui-Gon de entrenar al chico.
Este fue uno de los desacuerdos que tuvieron Obi-Wan y Qui-Gon durante el tiempo que estuvieron juntos. Jinn más partidario de la Fuerza viviente que de la más serena Fuerza unificadora, era considerado un inconformista por el Consejo Jedi. Obi-Wan le pidió a su maestro que no se enfrentase al Consejo, pero Qui-Gon siempre respondía diciendo que él debía hacer lo que la Fuerza le indicaba.
Durante la liberación de Naboo Qui-Gon y Obi-Wan fueron retados por un mortífero señor del Sith, una amenaza olvidada. Los Sith habían vuelto después de varios siglos de aparente extinción. Por primera  vez en varios milenios un Jedi y un Sith combatían. El oscuro guerrero, Darth Maul, utilizó su increíble velocidad, rabia y sable de luz de doble hoja para defenderse de ambos Jedi. Durante el transcurso del duelo Obi-Wan y Qui-Gon se separaron. Él  pudo contemplar, sin poder hacer nada, como Maul mataba a Qui-Gon. Después él se lanzó contra el lord del Sith y lo mató.
Las últimas palabras de Qui-Gon fueron una petición a Obi-Wan para que entrenase a Anakin a pesar de las objeciones del Consejo. El Consejo finalmente estuvo de acuerdo en que  Obi-Wan tomase a Anakin como padawan, aunque el maestro Yoda tenía grandes reservas sobre ello. El Consejo también otorgó a Obi-Wan el título y rango de Caballero Jedi.
Durante una década Obi-Wan guió al joven Anakin por la senda de la Caballería Jedi. Teniendo que refrenar a un joven buscador de aventuras, Obi-Wan se hizo más sabio -y cínico- con el paso de los años. De acuerdo con su papel Obi-Wan reconocía tanto la fuerza como la debilidad de Anakin y trató de impartir sus lecciones con la misma paciencia y entendimiento con las que su maestro lo instruyó a él.

Después de su regreso de una disputa fronteriza en el mundo de Ansion, Obi-Wan y Anakin fueron llamados por el Canciller Supremo Palpatine para proteger la vida de la Senadora Amidala. Aunque Obi-Wan no tenía una opinión muy buena de los políticos se tomo la misión muy en serio.
El mismo día que empezó su misión la Senadora fue víctima de un nuevo intento e asesinato. Un droide volador introdujo unos miriápodos venenosos en su habitación. 
Obi-Wan y Anakin actuaron rápidamente evitando que le produjeran a Padmé daño alguno. Obi-Wan al ver el androide en el exterior y que emprendía la huída se lanzó a través de la ventana y logró engancharse en él. Esto los llevó a él y a Anakin hasta la caza recompensas Zam Wesell, pero cuando la estaban interrogando un extraño proyectil acabó con su vida.
Dado el peligro que corría Padmé se decidió que se ocultase algún tiempo en Naboo y que Anakin la protegiese.
Mientras tanto Obi-Wan investigaría quien estaba detrás de los atentados.
El extraño proyectil lo condujo al mundo acuático de Kamino donde descubrió que se estaba creando un ejercito de clones, supuestamente encargado por el difunto maestro Jedi Sifo-Dyas. También descubrió que el individuo que había sido utilizado como “padre” de los clones era Jango Fett, un cazador de recompensas que decía haber sido contratado por un tal Lord Tyranus. Cuando Obi-Wan quiso detenerlo y llevarlo ante el Consejo Jedi para ser interrogado, Jango y él se enzarzaron en una pelea de la que Jango pudo huir en el Esclavo I gracias a la ayuda de su hijo clónico Boba. Pero antes de que la nave despegase, Obi-Wan pudo colocarle un rastreador en el casco. Esto lo llevo hasta Geonosis donde descubrió que la Federación de Comercio estaba construyendo un nuevo ejercito droide y que al frente de movimiento separatista se hallaba el Conde Dooku, un antiguo Jedi. Cuando Obi-Wan estaba llamando a Anakin para informarle de lo que allí sucedía, fue atrapado por las fuerzas separatistas. Dooku trató de que se pasase a su lado pero Obi-Wan lo rechazó, por lo cual fue condenado a muerte. Cuando estaba en el estadio esperando su ejecución, trajeron a otros dos prisioneros Padmé y Anakin el cual le dijo que había transmitido su mensaje a Consejo.
Los geonosianos lanzaron contra ellos tres mortíferas criaturas, pero ellos gracias a sus habilidades e ingenio consiguieron deshacerse de ellas. Dooku no estaba dispuesto a que saliesen con vida de allí. Un batallón de droides salió a la arena para acabar con ellos. En ese momento aparecieron los Caballeros Jedi y comenzó lo que sería la primera batalla de las Guerras Clon.
Obi-Wan y Anakin fueron tras Dooku y en un oscuro hangar se enfrentaron a él pero Dooku logró vencerlos dejándolos malheridos y pese a que Yoda trató de detenerlo, Dooku escapó de Geonosis y se reunió con su maestro Darth Sidious.
Como general en las Guerras Clon, Obi-Wan Kenobi sirvió al Senado y a la República heroicamente en numerosos e históricos frentes de batalla. A pesar de sus pérdidas, se convirtió en un experto piloto, aprendiendo varios trucos de su poco ortodoxo padawan cuando el dúo logró una serie de victorias sobre las líneas separatistas. 
Las hazañas de Skywalker y Kenobi se convirtieron en legendarias para la República. Mientras que Anakin era considerado como “El héroe sin miedo” por sus atrevidas hazañas, las tácticas más mesuradas de Obi-Wan le hicieron ganar el sobrenombre de “El Negociador”. Muchas veces Kenobi era capaz de acabar con las hostilidades sin levantar un bláster. Cuando la diplomacia fallaba y se convertía en violencia, el General estaba preparado. Kenobi tenía el control de todo un ejército de soldados clon y el último material militar. Su hombre de mayor confianza, el comandante 2224, también conocido como Cody, le sirvió bien durante las campañas en Cato Neimoidia y otros. 
Durante las Guerras Clon, Kenobi obtuvo el rango de Maestro Jedi y ocupaba un puesto en el Consejo Jedi. Contribuía en los mayores niveles de estrategia Jedi, y esa posición ventajosa le permitía ser testigo de primera mano de las tensiones existentes entre la orden Jedi y la oficina del Canciller.
Cualquier reserva que pudiese tener hacia Palpatine tuvo que olvidarse cuando al Jedi se le encomendó la importante misión de rescatar al Canciller de las garras del General Grievous. El general cyborg del ejército droide lideraba un atrevido ataque contra Coruscant y dirigía el secuestro del Canciller. Obi-Wan y Anakin llegaron a la batalla cuando las naves capitales de la República se enfrentaban con las fuerzas de la Confederación que pretendían huir. Serpenteando en medio de tal caos estaban Obi-Wan y Anakin escoltados por el Escuadrón 7 de las fuerzas aéreas clon. Un ataque de un enjambre de droides zumbadores contribuyó muy poco a que Obi-Wan cambiase su actitud acerca de volar, los diminutos vándalos mecánicos destriparon su nave en pleno vuelo obligándolo a hacer un aterrizaje forzoso en el hangar de la nave insignia del General Grievous.

A bordo de la nave Anakin y Obi-Wan se abrieron camino entre las fuerzas droides mientras corrían para liberar al Canciller. En realidad era una trampa, pero los Jedi no dudaban de sus habilidades tal y como indicaba la estrategia de Obi-Wan: “Hacer saltar la trampa”.
Encontraron al Canciller esposado a un sillón en la gran cubierta de observación de los aposentos del General. Esperando por ellos estaba el Conde Dooku y en vez de un ataque impulsivo y desorganizado como el que había tenido lugar la última vez que se enfrentaron con Dooku, Obi-Wan y Skywalker atacaron al Señor del Sith como un equipo.
Dooku resultó ser un oponente formidable. Con un empujón de la Fuerza lanzó a Obi-Wan contra una pared, como si de un muñeco se tratase. Kenobi quedó inconsciente. Como estaba fuera de combate no pudo ver los últimos momentos del duelo en los que Anakin mató a un desarmado Conde Dooku bajo la fría mirada del Canciller.
Cuando Kenobi se despertó estaba colgado, a los hombros de Anakin que descendía por el hueco de un turboascensor. Los Jedi y el Canciller no sólo estaban luchando contra los droides de batalla, también luchaban contra la enorme nave que se estaba cayendo a pedazos debido a los daños sufridos durante la larga batalla espacial. Cuando trataban de alcanzar el hangar, los tres fugitivos quedaron atrapados en un campo de energía y fueron llevados ante Grievous que estaba en el puente de mando de la nave.
Anakin y Obi-Wan se libraron de sus ligaduras y vencieron a su captores. Grievous huyó dejando a los prisioneros en el abandonado puente de la nave que era arrastrada por la gravedad de Coruscant y empezaba a precipitarse hacia la superficie del planeta. Fueron las habilidades de vuelo de Anakin las que salvaron la situación, logrando que lo que quedaba de nave aterrizase en una zona industrial abandonada.
Con la muerte del Conde Dooku la República pedía una victoria mayor, aunque el Canciller no quería renunciar a ninguno de los poderes que había adquirido durante la guerra. El General Grievous aun permanecía libre, así que el estado de emergencia no podía ser levantado. El siguiente objetivo del Consejo Jedi era traer al General ante la justicia. Esa tarea le fue encomendada a Kenobi.
Pero antes se le había asignado otra dura tarea, no por su dificultada táctica, si no por el escollo que levantaría en su relación con Anakin. El Canciller nombró a Anakin como su representante ante el Consejo. Normalmente el Consejo no permitía que el Canciller se metiese en los asuntos de los Jedi, pero aceptaron a Anakin. Se negaron a concederle el rango de Maestro, decisión que enfureció al joven y poderoso Jedi.

Pero lo que más lo enfureció fue saber lo que había detrás de la aceptación del Consejo, algo que no aparecería en los registros oficiales del Consejo. Querían que  Anakin informase de las actividades del Canciller, él estaría espiando al líder de la República. Anakin estaba turbado. Él consideraba a Palpatine y a Obi-Wan como sus amigos más íntimos y ahora ambos le pedían que espiase al otro.
Obi-Wan cada vez estaba más preocupado por el mal genio de Anakin. Se dirigió a Padmé para hablar de los problemas de Anakin, para tener alguna pista de su agobio. Desafortunadamente este acercamiento a Padmé sólo alimentó las sospechas irracionales de Anakin que pensaba que todos conspiraban contra él.
Cuando un informe de la inteligencia clon desveló que el General Grievous había huido a Utapau, Obi-Wan llevó tres batallones al planeta. Él se anticipó a ellos para explorar el área por si mismo antes de que llegasen sus fuerzas. Aterrizó en una gran ciudad construida en un enorme pozo del planeta del Borde Exterior. Allí contactó  con el Administrador Portuario Tion Medon. El alto utapauno le dijo que el planeta estaba bajo la ley marcial Separatista y que el líder Separatista, el General Grievous estaba en el planeta, en el décimo nivel de la ciudad.
Kenobi, cabalgando a lomos de un leal lagarto llamado Boga, subió hasta el décimo nivel y encontró a Grievous. Se enfrentó al general respaldado por las fuerzas de la República lideradas por el comandante Cody. La batalla de Utapau comenzó con la confrontación de Obi-Wan y el general.
El general droide había sido entrenado en el combate con sable láser por el Conde Dooku. Grievous carecía de la finura de un maestro espadachín y en su lugar utilizaba la fuerza bruta y remolinos con los sables contra Kenobi. La anatomía artificial de Grievous le permitía utilizar cuatro sables a la vez y girarlos como mortales sierras circulares, pero como no podía utilizar la Fuerza, Kenobi era capaz de anticiparse a sus golpes y desviarlos. Obi-Wan cortó algunas de las manos de Grievous forzando al General a huir.
Grievous se subió a su moto-rueda y huyó por los pasillos y corredores de la ciudad. Kenobi le siguió montado en Boga, saltando sobre el vehículo de Grievous y lanzándolo al suelo. En la lucha cuerpo a cuerpo que siguió Grievous y Kenobi  se intercambiaron fieros golpes en la plataforma de aterrizaje secreta del general.
Grievous tenía la ventaja de la fuerza física de un cuerpo protegido por una armadura. Kenobi casi es vencido pero en el curso de la lucha arrancó las placas que protegían los órganos internos del general.
Empuñando la pistola blaster de Grievous, Kenobi disparó al general. El disparo inflamó el saco torácico presurizado del general quemando sus órganos vitales. El general estaba muerto. La guerra había acabado.
Pero la traición de las fuerzas clon había comenzado. Sin saberlo Obi-Wan, en Coruscant Palpatine había puesto en marcha su plan maestro. El Canciller había promulgado la Orden 66, una orden secreta que volvería a cada comandante clon en contra de sus generales Jedi. Totalmente leal a la República Cody creía que todos los Jedi conspiraban contra ella. Los clones abrieron fuego contra Kenobi. Escapó por los pelos de Utapau.
Huyendo del planeta a bordo del caza del General Grievous, Kenobi hizo contacto con Bail Organa y el Maestro Jedi Yoda. El leal senador les informó de que el Templo Jedi había sido atacado por las fuerzas clon y Yoda confirmó que todos los clones se habían vuelto contra los Jedi por toda la República. El señalizador de emergencia del Templo Jedi mandaba a todos los Jedi que volviesen a casa. La señal era una trampa para atraer a los Jedi dispersos a Coruscant. Yoda y Obi-Wan comprendieron que  tenían que apagar esa señal para preservar la Orden Jedi.
De vuelta a Coruscant, Kenobi y Yoda se encontraron el Templo en ruinas y Jedi muertos sobre el una vez pulido suelo. Los cuerpos estaban quemados por disparos láser, pero algunos mostraban las marcas de un sable láser. Kenobi comprendió la  terrible realidad, una sospecha verificada por las grabaciones holográficas del ataque. Anakin Skywalker había causado esta destrucción. Había sucumbido al lado oscuro. El Canciller era Darth Sidious y Skywalker su nuevo aprendiz, llamado ahora Darth Vader.
Kenobi fue junto a Padmé para contarle las terribles noticias y saber del paradero de Anakin. Padmé estaba atónita y aunque sabía donde estaba Skywalker no se lo dijo a Kenobi. Sabía que la siguiente misión de Kenobi era detener a Anakin, e incluso matarlo. Para proteger a su amado y padre de su futuro hijo, Padmé partió en secreto de Coruscant para enfrentarse a Anakin.
Kenobi se coló en su nave. Al llegar a Mustafar, Kenobi salió de la nave cuando los dos enamorados estaban juntos. Padmé estaba desencajada por la transformación de Anakin. Le rogó que abandonase el lado oscuro. Pero cuando Anakin vio a Kenobi salir de la nave enloqueció. Acusó a Padmé de traicionarlo y utilizó la Fuerza para estrangularla. Kenobi fue testigo de la maldad de Anakin y atacó a su antiguo alumno.
El duelo que siguió fue un crisol de leyendas. Los dos increíbles guerreros blandieron su hojas por toda la instalación industrial de Mustafar, incluido el peligroso terreno volcánico que los rodeaba. El duelo transcurrió sobre la dura superficie de Mustafar con Obi-Wan y Vader luchando sobre plataformas repulsoras que flotaban sobre los ríos de lava ardiente. El duelo volvió a tierra firme cuando Kenobi saltó a la orilla de arena negra de unos de los ríos de lava. Él tenía la ventaja táctica del terreno elevado. Le pidió a Vader que no lo atacase por que era un combate que no podía ganar. Pero la arrogancia del señor Sith pudo más. Anakin saltó hacia Kenobi y Obi-Wan le cortó las piernas y uno de sus brazos con un simple mandoble. El cuerpo herido de Anakin cayó rodando por la arena hasta el borde del río. Obi-Wan estaba confuso. El supuesto elegido ya no lo era y había traído mucha destrucción a la galaxia. Los Jedi habían desaparecido. El Canciller ahora gobernaba la galaxia y el joven héroe que él había llegado a considerar como su querido hermano, yacía sobre la abrasadora grava de un planeta infernal. El calor del río hizo que le cuerpo de Anakin se inflamase. Sus últimas palabras fueron para revelar el profundo odio que profesaba a Kenobi.
Obi-Wan recogió el sable de Skywalker y regresó a la nave de Padmé. Se estaba muriendo, pero la vida de los bebés que llevaba en su interior aún brillaba a través de la Fuerza. Voló al refugio más cercano, la colonia minera de asteroides de Polis Massa. Los médicos alienígenas trataron de salvarle la vida, pero no fue posible. Murió tras dar a luz a los gemelos Luke y Leia.
Yoda, Bail y Obi-Wan eran los únicos que conocían el destino de los niños y comprendieron que si el Emperador sabía que estos vivían, los niños estarían en peligro.
Obi-Wan fue el encargado de esconder a los hijos de Anakin para que ni el Oscuro Señor ni su maestro, el Emperador Palpatine, supiesen de su existencia. Él llevó al joven Luke a vivir con Owen y Beru Lars, granjeros de humedad en Tatooine. La pequeña Leia fue entregada al Virrey de Alderaan, Bail Organa. 
Cuando los Jedi fueron eliminados de la galaxia por las maquinaciones del naciente Imperio, Obi-Wan se escondió en Tatooine. Él estaría allí varios años adoptando el nombre de Ben. Los lugareños solían referirse a él como un viejo loco ermitaño y evitaban encontrarse con el viejo excéntrico.
Durante la Guerra Civil Galáctica, Leia Organa obtuvo los planos del arma más diabólica del Imperio, la Estrella de la Muerte.  
Su misión era la de contactar con Obi-Wan y llevarlo a él y a los planos a su padre adoptivo en Alderaan. Capturada por agentes imperiales, Leia fue incapaz de cumplir ambos cometidos, pero en su lugar guardó los planos en el sistema de memoria de una unidad R2 y envió  al androide a Tatooine. R2 y su compañero C-3PO pasaron a ser propiedad de Owen Lars. R2 seguía firme con la idea de completar la misión de entregar los planos a Obi-Wan y huyó de la granja. Cuando Luke salió tras el fugitivo se encontró cara a cara con Obi-Wan. Este le contó cosas de su padre, aunque no le dijo toda la verdad al muchacho. No sabiendo si Luke estaría preparado para soportar la carga Kenobi le contó que Anakin era un increíble piloto, un gran guerrero y un buen amigo. Obi-Wan atribuyó la muerte de Anakin a un discípulo suyo, Darth Vader, que traicionó y mato a Anakin. Como Anakin desapareció para aparecer de nuevo como Vader, lo que Kenobi le contó era la verdad “desde un cierto punto de vista”. Obi-Wan le dio incluso a Luke un regalo de su padre, el sable de luz de hoja azul. Así comenzó el viaje de Luke en el mundo de los Jedi.
Obi-Wan trató de entrenar a Luke lo mejor que pudo en el poco tiempo que estuvieron juntos. Kenobi sabía bien que Skywalker nunca sería tan bien entrenado como en los viejos tiempos de los Jedi, pero esa era la única posibilidad en unos tiempos tan oscuros. Obi-Wan vio en ello la oportunidad de redimir a su discípulo caído a través de Luke.
Asumiendo la misión encomendada por Leia, Obi-Wan y Luke alquilaron el Halcón Milenario de Han Solo para que los llevase a Alderaan. Durante el viaje, Luke empezó su entrenamiento con el sable de luz. La corta sesión fue interrumpida cuando el Halcón al salir del hiperespacio se encontró con los restos de Alderaan que había sido destruido por la Estrella de la Muerte.      
El carguero contrabandista fue capturado por el Imperio y llevado a bordo de la Estrella de la Muerte. Una vez allí Kenobi se encargo de la misión de desconectar la terminal del rayo tractor responsable de la retención de la nave. Kenobi lo hizo deslizándose sigilosamente a través del laberinto de pasillos de la estación de batalla. Aunque la destreza en la Fuerza mantuvo su presencia oculta a las tropas imperiales, consiguió llamar la atención de Darth Vader.
El Oscuro Señor se enfrentó a Kenobi cuando el Jedi regresaba al Halcón. Después de años de espera Vader por fin ajustó cuentas con su antiguo maestro. Como una táctica de distracción para ayudar a sus compañeros a escapar, Kenobi se sacrificó a manos de Vader. El Oscuro Señor golpeó al Jedi y Kenobi se hizo uno con la Fuerza. No quedó cuerpo, solo una capa vacía y su propia arma Jedi.
La muerte de Kenobi fortaleció la resolución de Luke de servir a la Rebelión y a la Fuerza. En los momentos de grandes pruebas la voz de Kenobi llegaba hasta Luke ofreciéndole consuelo. Más tarde la forma espectral de Kenobi se le aparecería. En Hoth, la fantasmagórica imagen le aconsejó que se dirigiese a Dagobah donde podría completar su entrenamiento bajo la guía de Yoda.
Más tarde Kenobi se apareció a Luke revelándole su auténtico linaje. Aunque Kenobi pensaba que el lado oscuro solo podía vencerse con las muertes de Vader y el Emperador, Luke creía firmemente que la bondad existía en su padre. Luke partió con la idea de rescatar a Anakin del lado oscuro y lo consiguió aunque a un alto precio. Anakin sufrió heridas muy graves durante la batalla final y murió después de haber vuelto a la luz. Su forma espectral se reunió con las de Kenobi y Yoda durante la celebración Rebelde de la derrota del Imperio.

UNIVERSO EXPANDIDO

Como todos los Jedi de la antigua orden, Kenobi fue separado de su familia cuando aún era muy pequeño, para ser adiestrado. Él sabía muy pocas cosas de sus padres y su hermano aunque tuvo la ocasión de visitarlos.
Kenobi creció en el Templo Jedi en Coruscant junto con otros aprendices como Bant, Siri y Bruck Chun. Era un adolescente reflexivo aunque a veces imprudente. Destacó durante su entrenamiento demostrando que era un aprendiz leal. A los trece años, edad a la que la mayoría de los aprendices se les asignaba maestro Obi-Wan aun no había sido aceptado como  padawan.
Qui-Gon Jinn visitó el templo para tomar un padawan, pero no estaba muy seguro de hacerlo pues su último padawan, Xanatos, era uno de los pocos Jedi perdidos. Aunque quedó impresionado por las habilidades de Obi-Wan no lo tomó como padawan.
Como alternativa el Consejo asignó al joven Obi-Wan al Cuerpo Agrícola. Por casualidad, Obi-Wan y Qui-Gon coincidieron en una nave que se dirigía a Bandomeer donde tuvieron un enfrentamiento con Xanatos. El maestro se dio cuenta del potencial del muchacho y decidió tomarlo como su nuevo padawan. Después  de esto, Obi-Wan empezó a explorar la galaxia. Viajó a muchos nuevos mundos y conoció nuevas culturas, algo muy emocionante para un chico de trece años que había crecido en los aburridos pasillos del Templo. Aunque la amistad de Qui-Gon y Obi-Wan se fue haciendo más fuerte durante estas aventuras también tuvo sus problemas. En Melida/Dann Obi-Wan por poco deja la orden Jedi par unirse al movimiento de los “Jóvenes” que trataba de acabar con una guerra civil en el planeta. Kenobi fue castigado por su comportamiento y Qui-Gon por poco deja de entrenarlo.
Cuando Qui-Gon decidió continuar el entrenamiento de Kenobi, el padawan prometió solemnemente no volver a desobedecer una orden.
Después de pasar las pruebas y convertirse en Caballero, la reputación y valor de Obi-Wan continuaron creciendo. El estallido de las Guerras Clon lo promovió a general del Ejército de la República, con miles de tropas clon bajos su mando.
Él y su padawan, Anakin Skywalker, fueron enviados a muchas misiones y se convirtieron en los héroes republicanos más famosos de todo el conflicto.
En uno de los primeros combates de la guerra mandó a las fuerzas clon en la Batalla de Kamino. Más tarde sería él quien detuvo un programa de armamento químico en Queyta y capturó a uno de los líderes clave de la Confederación, San Hill del planeta bancario de Muunilinst.
Durante la Batalla de Jabiim Obi-Wan quedó atrapado en la explosión de un caminante republicano durante un súbito ataque Separatista y parecía que había muerto. De hecho fue capturado por la Confederación y llevado a la fortaleza de Asajj Ventress en el lejano planeta Rattatak.
En prisión sufrió terribles torturas. Le pusieron una máscara de tortura Sith que le privó de sus poderes en la Fuerza. Sin embargo, gracias a su tenacidad logró escapar y liberó a su compañero, el soldado ARC conocido como Alfa. En su huida robó uno de los cazas en forma de abanico de Ventress para volver al espacio de la República.
Detrás de estos actos de heroísmo se esconde lo más trágico, y es que en parte podría ser responsable de la caída de los Jedi y la República. Como dijo más tarde, todos estos triunfos alimentaron el orgullo que motivó su propia caída y la pérdida de su estudiante.
Kenobi pasó muchos años recluido en Tatooine meditando en la Fuerza y observando al joven Luke Skywalker. Aunque Owen Lars se lo prohibía, Kenobi contactaba  ocasionalmente con el joven pero sólo de paso. Una vez, cuando aún Luke era un adolescente y se quedó tirado en Jundland, Kenobi lo llevó de nuevo a la granja Lars. En ese momento quiso contarle quien era y su sensibilidad a la Fuerza, pero Owen lo echó de la granja ordenándole que no regresase.
Una vez que Kenobi se hizo uno con la Fuerza, fue capaz de mantener su identidad y visitaba a Luke en algunas ocasiones. Una de ellas fue cuando Luke se vio envuelto en su premier duelo de sables con Darth Vader en el pantanoso planeta Mimban. Aunque Skywalker no tenía desarrolladas las habilidades para deshacerse de Oscuro Señor. 
Con la ayuda de Kenobi fue capaz de incapacitar temporalmente a Vader lo cual le permitió huir.
Meses después de la Batalla de Yavin, Vader ideó un plan para capturar a Luke. Usando un actor disfrazado como Obi-Wan, Vader condujo a Luke al desértico planeta Aridus. Cirujanos y técnicos Imperiales transformaron al actor para completar la charada. Para simular la Fuerza, los técnicos escondieron diversos artilugios en el cuerpo del actor. El Jedi sustituto fue enviado a Aridus para ayudar a la rebelión iniciada por los nativos Chubbits. Las historias sobre Kenobi atrajeron a Luke a la trampa. El actor llevó a Luke a la Torre de Hierro donde se enfrentaría a Vader, pero obsesionado con su papel empezó a respetar al difunto general y traicionó a Vader salvando a Luke. El actor murió pero logró destruir la Torre de Hierro.
Cuando Luke perdió su sable volvió a la cabaña de Kenobi en Tatooine para construirse uno nuevo. El refugio espartano de Kenobi era ahora un foco de información Jedi, uno de los pocos que habían quedado tras la purga de Palpatine.
Cinco años después de la Batalla de Endor Kenobi empezó a perder su habilidad para mantener su identidad en la Fuerza. Se apareció a Luke en Coruscant para darle su último adiós. Aunque Luke sintió la pérdida de su primer maestro, este le hizo saber que Luke no era el último de los Jedi, sino que era el primero de la nueva generación.

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